Esta mesa de comedor, elaborada en roble blanco de origen francés, destaca por su impresionante tamaño. Con una longitud de 350 cm y un ancho que varía entre 100 y 110 cm, es una pieza que no pasa desapercibida. El tablón tiene un espesor de 75 mm, lo que le confiere una robustez que se refleja en su peso aproximado de 210 kg. Esta mesa de madera es ideal para grandes comedores o espacios que buscan una presencia fuerte y elegante.
El roble blanco, reconocido por su durabilidad y su grano distintivo, aporta una estética única. La madera de esta mesa proviene de un árbol que tenía entre 100 y 130 años, lo que le confiere un carácter y una historia que enriquecerán cualquier entorno. Cada grieta pronunciada, nudo y saliente de ramas es un detalle natural que celebra la belleza auténtica de la madera. Estos elementos rústicos realzan la pieza, otorgándole una personalidad que la hace única.
El diseño de la mesa se completa con patas metálicas tipo Flecha, fabricadas con pletina de hierro de 1.8 cm de espesor. Estas patas no solo ofrecen una base estable, sino que también aportan un toque moderno que contrasta con la rusticidad del roble blanco. La estructura metálica proporciona una estabilidad adicional, asegurando que la mesa de madera resista el paso del tiempo sin comprometer su estética.
La mesa fue entregada en una bodega de Fontanars dels Alforins, en la provincia de Valencia, un entorno perfecto que resalta la autenticidad de la pieza. Este tipo de mobiliario se integra perfectamente en espacios que combinan lo clásico con lo moderno, aportando sofisticación y calidez.
El roble blanco, con su rica textura y tonalidad cálida, es ideal para quienes buscan una mesa de madera que perdure. Con el tiempo, adquirirá una pátina que acentuará su belleza, convirtiéndola en una pieza central en cualquier hogar o espacio. Esta mesa no solo es funcional, sino también una obra de arte que transforma cualquier entorno.